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jueves, 10 de junio de 2010

La Politica puede mas que el amor.


1.- Joaquín Balaguer, de joven. 2.-Gracita Castro Mejía, la novia de Balaguer. 3.-Cuando Gracita participó en el reinado de Lina Lovatón. 4.- Gracita en 1959. 5.- El hijo de doña Gracita, Víctor Joaquín, quien reveló el romance de Balaguer y su madre: “Mamá fue su única prometida”.




“La novia de Balaguer”
por Ángela Peña


Gracita de Castro Mejía. Fue la única mujer que pudo exhibir un anillo en su dedo como compromiso de amor del ex mandatario, contó su hijo

La única novia que tuvo Joaquín Balaguer, comprometido para casarse, y de la cual pidió a sus padres la mano como era la usanza a medios de los años 30 del siglo pasado, fue, según un testimonio, Gracita de Castro Mejía, la joven que apareció ilustrando el reportaje de Areíto sobre la biblioteca que el ex mandatario donó a la Universidad Pedro Henríquez Ureña.

La foto estaba guardada en uno de los libros del líder y fue inmediatamente reconocida por contemporáneos de la culta y agraciada dama quienes llamaron a su hijo Víctor Joaquín.El primogénito de la hermosa mujer que fue una de las princesas en el afamado reinado de Lina Lovatón, amante de Trujillo, se sintió mal y bien, declaró, debido a que en el retrato no figura identificada su madre y porque no quisiera que la confundieran con una de las amantes que se atribuyen al caudillo, ya que Gracita "era el amor de su vida", con la que tuvo compromiso matrimonial.

"Que yo sepa, después de mamá Balaguer no tuvo otra novia", afirmó.
Gracita era hija de Víctor Manuel de Castro, escritor, historiador, periodista, diplomático, y de Margarita Mejía Abreu, hija de Juan Tomás Mejía y Cotes.

Nació el 27 de julio de 1912 en Puerto Rico, porque su padre era entonces agregado económico en la cercana Isla. Pero regresó a Santo Domingo en 1913.

Aunque vivieron en la calle Uruguay, cerca del Palacio Nacional, Gracita residía en la Hostos, de la Zona Colonial, cuando Joaquín Balaguer la visitaba luego de declararle su amor. "Mamá tenía la mejor impresión de Balaguer, para ella era un dios: bueno, cariñoso".

Fueron novios

Pero luego del reinado de Lina, las relaciones personales se interrumpieron porque la primera dama María Martínez, celosa de Lina, prima de Gracita por los Lovatón (el papá de Lina era sobrino de Juan Tomás Mejía y Cotes) hizo que sacaran al galán de la República. Lo designaron embajador en Colombia. Desde esa nación le escribía cartas contándole de su trabajo, confesándole que la extrañaba, le enviaba regalos y hablaba de bodas.

Sin embargo, ya la prometida de Balaguer había llegado a los treinta años y quería formar un hogar como aconsejaban las normas del medio en que se desenvolvía y "Balaguer no se decidía a casarse porque sus metas no fueron nunca las de tener familia", comenta Víctor Joaquín.
Cuenta que conoció una hija del líder reformista a la que éste le mandaba mesada con uno de sus ayudantes, pero nunca la reconoció.

Ser madre soltera no era la aspiración de Gracita por lo que escribió al embajador diciéndole: "Ya no te puedo esperar más".

Tomó el anillo, obsequios, fotos y la tierna correspondencia, viajó a Santiago y entregó a los padres de Joaquín recuerdos y ataduras de ese noviazgo de años que la distancia o el poco interés del doncel habían enfriado.

Gracita era pretendida por Joaquín Amaury Garrido Montes de Oca (Santico) y antes de darle el sí creyó prudente romper con el novio ausente.

Al poco tiempo casaron y el matrimonio procreó tres hijos, la primera murió después de nacida, luego vinieron Víctor Joaquín y Camelia. Pero esta pareja se divorció en 1947 y Gracita reanudó relaciones amistosas con "Elito", como ella le llamaba.

Siendo él secretario de Educación consiguió becas a Víctor Joaquín, y a Camelia la mandó a Borinquen a hacer maestría en Microbiología. Luego lo visitaba en Palacio como Presidente constitucional y Víctor Joaquín recuerda que ella una vez le dijo: "Ay, Elito, estoy más sorda cada día, y él le replicó que era lo mejor que le podía pasar pues así no oía todas las cosas que se decían".

Su última visita al ex jefe de Estado fue en 1968. Gracita murió el 14 de junio de 1977, pero guardó algunas misivas de las que le escribía Balaguer.

"Dejó una nota diciendo que hasta que la tía Margot (su hermana) no muriera no dispusieran de esas cartas, pero mi tía temía que por mis ideas políticas yo hiciera mal uso de esa correspondencia" y la entregó a Camelia, residente en San Juan, refiere Víctor Joaquín.

El ingeniero agrónomo zootecnista había sido becado por Raúl Leoni, "venía de Venezuela, saboreé la democracia de la época y cuando llegué encontré una pequeña dictadura", explica el profesional quien trabajó un tiempo en el Central Romana y durante 20 años en el Banco Central.
Balaguer en la familia

De Gracita conserva el hijo fotos, álbumes, y un amarillento periódico con una caricatura de Balaguer de 1947, cuando ya era divorciada.

Guarda con devoción el autógrafo que inició en 1935 y en el que le escribieron connotados intelectuales y distinguidas mujeres de la época, como Juan Bosch, Abigail Mejía de Fernández, Félix Evaristo Mejía, María Martínez de Trujillo, Enrique Aguiar, R. Paino Pichardo, Moisés García Mella, María Grever, Manuel del Cabral, Max Henríquez Ureña, Frank Félix Miranda, Tomás Hernández Franco, Gilberto Sánchez Lustrino, Osvaldo Bazil, entre otros.

Aunque con discreción, Balaguer siempre era mencionado en la familia. Víctor Joaquín cuenta que su papá siempre repetía que le quitó dos novias a Balaguer, su mamá y otra que tenía en la calle 30 de Marzo y por la que "Santico" dio una carrera por la parte trasera de la casa cuando se presentó el pretendiente.

-¿Y ese nombre suyo, se lo pusieron por Balaguer?- se le pregunta. El hijo de Gracita sonríe con malicia y contesta: "Eso lo pensó hasta mi papá, pero es por mi abuelo paterno, hacendado de San Juan de la Maguana". Manifiesta que muchos amigos que sabían de la relación de su madre con "el doctor" le jugaban bromas diciéndole que era por el ex gobernante "y como yo era antibalaguerista, eso me irritaba".

En síntesis

Una foto y un testimonio

Estaba ella como una gran desconocida la semana pasada en el reportaje sobre la biblioteca donada por el Doctor Joaquín Balaguer a la Universidad Pedro Henríquez Ureña. Sin embargo, esta semana tiene un nombre: Gracita de Castro Mejía, y una historia. Fue una mujer que Joaquín Balaguer amó. Una a la que pidió la mano para matrimoniarse.



Fuente: Ángela Peña/www.hoy.com.do

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