Muchos de los personajes que hoy deambulan por y fuera del barrio hoy en día son leyendas vivas.
La historia de los pueblos y, en este caso la historia del barrio, adquiere su verdadero significado por sus habitantes y personajes que le dieron vida en el universo humano a su propio conglomerado y contra viento y marea, pobreza y necesidades, represiones y abusos y desastres naturales, esos personajes, se escaparon de la muerte y siguen viviendo como si estuvieran viviendo en los años 60 y 70, en la época de los famosos 12 años del Doctor.
Nos encontramos hace unos días, en la ciudad de Orlando en el estado de La Florida, con Rafael Vargas, mejor conocido en el barrio como “Fiquito”. Hacia mucho tiempo que no veía a Fiquito, a quien en esos años oscuros de posguerra, solamente se le mencionaba cuando lo buscaba el servicio secreto o le estaban “allanando” la casa, para acusarlo del delito mas grande que podía ser impuesto a cualquier ser humano en esos años oscuro, el delito de ser “Comunista” o antibalaguerista.
Fiquito se crió y creció en el Ensanche Espaillat, en la Calle Interior “H” casi esquina 8. Fue un “cabeza caliente” entre otros que tenia el barrio. Hoy en día Fiquito es un legislador del P.R.D.
Personajes, como Héctor Castillo, Alias “El Telépata” también fue conocido por el apodo de “pilonero” y de “Basiga”, el primero por su participación en actos de Magia y adivinación, acompañado de una Iguana en el Parque Erniquillo, el segundo por su antiguo oficio de vender “pilones” y el tercero por su parecido a uno de los personajes de un comercial de Presidente llamado “Basiga”.
El Telépata tuvo una gran participación en los Clubes Deportivos y Culturales en el barrio, siendo su epicentro El Club Jaragua, donde la mayoría de los socios eran dirigentes del P.R.D.
El Telépata tiene muchas anécdotas que hoy parecen de ciencia ficción, como por ejemplo aquella noche que fue detenido por el propio “Tatico”, teniente de la policía quien comandaba el cuartel de Gualey. Cuando la patrulla policial conminó al Telépata a entrar en el carro policial, por el delito de ser “sospechoso” por la promontorica barba
Que lucia, lo que le daba la idea a los ignorantes uniformados de ser, “pro castrista” o Guerrillero. Héctor les dijo que no se iba a subir en ese carro porque el no había cometido ningún delito. Al circulo de policías que encerraba al Telépata le seguía otro circulo mas grande, de una multitud que vociferaba a coro “telépata, telépata, telépata”, siendo el director de ese coro el famoso “burro de quinielas”, mejor conocido como “Guyné” en los círculos mortuorios, por sus chistes colorados cada vez que se sabia de un Velorio.
Tatico le dijo a Héctor en forma paternal, “mi hijo, si no subes al carro, subirás a la fuerza y no te llevaríamos al cuartel sino al hospital, así es que tu decides” Como Héctor estaba en su territorio, zona donde se le conocía tanto como a “Guayné” aprovechó a esa multitud como única carta que le quedaba en ese juego desigual, y en forma de discurso “alertó” a esa multitud que asistía diariamente a los velorios a escuchar a Guayné: “Vecinos que están aquí presentes, gente seria y trabajadora, cuando la policía me lleve es posible que no vuelvan a verme mas, porque la idea de ellos es asesinarme como lo hicieron con los muchachos del Héctor J Díaz, Quiero que algunos de ustedes se comunique con el Abogado Franco Badia y le diga lo que me pasa y que ustedes sean testigos cuando aparezca mi cuerpo acribillado, siendo ustedes los últimos en verme”
En ese momento los policías se abalanzaron sobre el Telépata y mas rápido que inmediatamente, Tatico les gritó, Alto! Ustedes no ven que este muchacho está “loco de remate”? Váyase para su casa, usted no se da cuenta que lo que estamos haciendo es tratando de protegerlo”? Malagradecido Coño” Esa multitud de “maniceros”, Limpiabotas, Cuenta cuentos y Tigueres de toda calaña, se fue abajo en aplausos.
Al teniente Tatico, no le convenía hacerle daño a Héctor Castillo después que el lo comprometía ante mas de 100 personas que podía atestiguar la desaparición de el o el asesinato, que era común en los tiempos del Doctor.
Esa noche, era una noche oscurísima, doblemente oscura, no había luna y había un apagón que aspiraba tomarse toda la noche. Una noche perfecta para que los uniformados se llevaran a Héctor, pero gracias a su ingenio y al pueblo que lo rodeaba pudo salvar su pellejo.
SAGRARIO DIAZ
Francisco Báez Maríñez llegó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, metralleta en mano, a las tres de la tarde del viernes 4 de abril de 1972, vive tranquilamente en una finca en Nizao, olvidado de su pasado y de la sangre derramada, es la persona a quien el Presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, mediante el Decreto 476-07, de fecha 27 de agosto de 2007, reintegra a la Policía con rango de Mayor General."
GRUPO "CONVITE" EN LOS "7 DIAS CON EL PUEBLO"