Errores gramaticales en rotulación
Desaciertos o ignorancia. Desde finales de los años 90 en esta sección se han publicado más de seis reportajes denunciando nombres de calles mal escritos
Escrito por: ÁNGELA PEÑA (a.pena@hoy.com.do)
En Santo Domingo perdura un considerable número de calles con nombres mal escritos pese a que en más de una ocasión se han denunciado las graves faltas. A esas se agregan otras nuevas. En cualquier sector fácil es asombrarse con la ortografía inexacta de una denominación.
¿Dejadez o ignorancia? A veces están correctos en una o dos cuadras pero en otras aparecen con desaciertos mayúsculos. Las incorrecciones no son solamente de esta gestión edilicia a la que debe atribuírsele yerros recientes y la negligencia de no enmendar los viejos.
En la rotulación no hay únicamente desatinos gramaticales. Hace algunos años se colocaron identificaciones que desorientan al caminante porque las letras, despedazadas, se han caído. Los demás caracteres apuntan a ese destino.
En lo referente a rotulaciones, designaciones, redacción de resoluciones, selección de personas de incuestionables méritos para ostentar el tributo de una calle en su honor, parece existir lamentable desconocimiento. Se da el caso, por ejemplo, de sustitución de figuras y fechas de indiscutible valor para complacer instituciones, gremios, familias. La lista de denominaciones eliminadas por este motivo, es extensa.
Otro fallo es la redacción incompleta de las resoluciones. Hoy apenas se anuncia la designación. Antes se tenía una idea acabada del personaje porque en los considerandos quedaba prácticamente completa la biografía, se indicaban la o las leyes que la justificaban y aun en los considerandos se agregaban datos personales. A veces se revelaban él o los proponentes.
Un servicio valioso que ofrece el ayuntamiento es la relación de Resoluciones Municipales en su página de Internet. Pero desde hace un tiempo no se encuentran las comprendidas entre 1969-2001, que estuvieron antes, porque “el documento se está optimizando”, dicen.
Deslices. Desde finales de los años 90 en esta sección se han publicado más de seis reportajes denunciando nombres de calles mal escritos. Algunas administraciones han reaccionado disgustadas y otras agradecidas porque las evidencias han contribuido a mejorar la imagen de incapacidad, incultura, desconocimiento de la historia que reflejan estos gazapos.
Desde entonces, sin embargo, persiste mal escrito el apellido de Charles Sumner, a quien los dominicanos agradecen su oposición al plan de Buenaventura Báez y del presidente Ulises Grant para anexar la República a Estados Unidos. Dice incorrectamente “Summer”.
Rómulo Betancourt aparece sin la t final en el rótulo de esa avenida con “Eva María Pellerano” y la misma letra le fue anulada al apellido de la insigne educadora Leonor Feltz.
A la “Presa de Tavera”, en cambio, le agregaron una ese que no lleva. La equivocación es de años recientes. Siempre se respetó este apellido que por alguna razón se asumió “Tavera”. Debió ser el propietario de esos terrenos. “Tavera” figura en la fecha de inauguración de ese dique. Carlos Larrazábal lo registra así en su libro “Toponimia” en el capítulo de “Antropónimos que han dado lugar a Topónimos”, como Herrera, Altamira, Andrés, Galindo, Inoa, Mendoza, Navarrete, Pantoja, Pedro Bran (sic), Pimentel, Peralta, Soto, Tamayo, Tavera...
A Gustavo Mejía Ricart le pusieron como principal el segundo apellido en esa calle con avenida “Luperón” y a la consagrada maestra Julia Madsen la han dejado como “Madden”.
Dionisio Valerio de Moya sigue siendo “Dionicio Valera” desde hace más de un decenio y al héroe del 30 de Mayo Huáscar Tejeda lo designaron erróneamente “Tejada”. Al escritor Sócrates Nolasco le comieron la ese final de su nombre en la vía que lo honra, con “Gustavo Mejía Ricart”.
A Juan Enrique Dunant, que habían corregido desde que se denunciaron las faltas ortográficas originales, ahora le pusieron “Juan Henríquez Dunhar”, tanto en la esquina con “Leopoldo Navarro” como con otras.
Quizá el honorable cabildo debería retomar una propuesta que hizo el regidor Julio Postigo en sesión extraordinaria del 23 de mayo de 1962, sugiriendo que “antes de proceder a cambiarles nombres a las calles, esto sea consultado con un historiador que edifique a la Comisión al respecto, a fin de no incurrir en errores involuntarios”.
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