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miércoles, 18 de julio de 2007

HABLANDO DE APODOS

En el Ensanche Espaillat la mayoría de sus moradores se conocían por sus apodos, y a veces era difícil buscar a un tal Jorge o un tal Ramón, porque la gente solamente lo conocía por un simple apodo.
El apodo nace quizás como un género comunitario de clasificar a sus individuos en diferentes cualidades o especialidades. Existen también apodos que denigran o exaltan a determinado individuo, por ejemplo, durante los 12 años de Balaguer existieron personajes como “Frank El Loco” y “Tony el Pelú”, pioneros de la tenebrosa “Banda” que en los años 70 masacró, abusó y asesinó a muchos dominicanos. Dicha “Banda” fue organizada por otro hombre que llevaba el apodo de “Macorís”. Otro personaje represivo era el sargento de la policía “Tizón”. La lista de los apodos nunca terminaría, esto es solamente una muestra.


Pero vamos a circunscribirnos en el Barrio, nuestro Barrio, El Ensanche Espaillat, donde existieron, existen y existirán siempre los apodos, como medios de facilitar la comunicación y de exaltar en vida a muchos héroes barriales.
En el barrio existen diferentes clases de apodos.
Familiares, De Comunidad, Aventureros, De Profesión, Diminutivos, Diminutivos del nombre, De razas y color, De Temperamento, De Salud, De Distinción, De productos, De animales, Dobles, Adjetivos, Apellidos, De Familias enteras “Los Liriano”, “Los Nin”, etc.
Hasta el mismo Ensanche Espaillat que antes se llamara Presidente Machado, arrastró por mucho tiempo el apodo de “Faria”. Esquinas y calles tenían apodos, por ejemplo, la esquina de la Central con calle 10, fue bautizada como “El quitipón”.


El barrio tenia personajes que sus apodos fueron sus propios apellidos, personajes que se universalizaron en el Espaillat: “Lantigua”, hombre quién pasó casi toda su vida al frente de un timón y que su credo religioso siempre fue el trabajo. “Penson”, hijo del ilustre escritor Cesar Nicolás Penson, quien con una camioneta llena de chocolate anduvo todos los caminos de la media isla. “Molina”, también fue otro caminador como empleado de la Secretaria de Finanzas que fungía como pagador de esa institución, además fue uno de los pioneros en tocar la música salsa en el barrio. “Suaso”, que al igual que Lantigua y Molina vivió por mucho tiempo en la “C”, quien laboró durante los “12 años” en la Aduana. Sin olvidarnos de "Medina", quien pudo haber sido un pelotero de grandes ligas y aunque es del PRD es un hombre serio. Estos personajes siempre serán recordados como ejemplos vivos del trabajo y la amistad.

En el barrio existían apodos colectivos, los cuales los tenían mas de una persona, por ejemplo: “Tato”, el de Julia y “Tato la Rana”, también de la calle “B”, entre 10 y 8.
Había dos “Ñegos”, Ñego el hermano de José Peña y Ñego el hijo de María quien es hoy un prominente abogado. También dos "Didos", el hijo de Nereyda y el papá de Pilin, aunque con una diferencia de personalidad, del cielo a la tierra.
Hay y habían personajes que siempre ostentaron un apodo diminutivo de su nombre, los cuales nunca pudieron cambiar: Carlitos el de Nereyda y Juancito el de Carmen.
Personajes que siempre se les llamo por sus dos nombres: José Manuel, Víctor Manuel, José Enrique, Juan Maria. etc.
Algunos barrianos nunca aceptaron un apodo e insultaban a cualquiera cuando los interpelaban con un nombre que no fuera con el que lo bautizaron: “El Astro”, así le puso Juancito, quien era el ideólogo de la mayoría de los apodos, a Pablo el de Mercedita. También, a José Enrique, el hijo de Juan María, aquel que lo llamara “Vaca Marina” tenia que correr mucho, porque su galleta se llevaba. Y se metia en tremendo lio el que le decia a Manolo "pocopelo"
Muchos de los amigos del barrio, con el tiempo pudieron desprenderse de sus apodos por una cierta variación en su estado económico, como por ejemplo: “Cocoyo”, quién ahora es Braulio. “Tato”, quién es conocido ahora como, Juan García y que solamente en círculos de mucha confianza se les llama por el antiguo mote, al igual que a Braulio. “Pilín”, el hijo de doña Amparo, es hoy un destacado periodista y su apodo tomó el tinte de “Mike” que aparte de tener un sonido anglo es más llamativo que el anterior. También la hermana de Mike, “Borola”, ahora es Alba Luisa, que en la fiesta del 2004 Frank la saludó llamándola con el viejo apodo y ella lo miró como si el hijo de Nené le hubiera hablado en otro idioma.
Aunque en el barrio nunca existió la discriminación de raza ni de estatura, está Luis “El Negro” y “Piculín”, quienes aunque son personas respetables y respetadas disfrutan de su antiguo alias.
Existieron apodos raros, que hoy los escuchamos y pueden ser graciosos o desagradables, como por ejemplo el del hermano de Charly: “Puto”, que todo el mundo lo llamaba inocentemente con ese adjetivo sin percatarse de la semántica que guardaba ese apodo tan fresco.


Aunque hablamos de los personajes que siempre se les conoció por sus apellidos por ser personas que dieron ejemplo de trabajo y sacrificio, no se quedan atrás otros que siendo parecidos en sus hazañas, conservaron siempre un apodo eterno: “Chiche”, el de Laura y “Tití”, el padre de Estelita y Manuelo.La historia de los apodos del barrio sería una historia de nunca acabar, en la próxima seguiremos hablando de los apodos de nuestro barrio.




© AVE ® Frank Henriquez

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